La verdad es que es difícil decir qué día es el más bonito de la semana, el que más nos ilusiona; y es difícil porque cada día Dios nos sorprende con un nuevo regalo, con una nueva sorpresa. Y esta tarde hemos vuelto a admirarnos de cómo nos cuida, de cómo está pendiente de nosotros, cómo somos sus predilectos.

Lo primero, agradecer a Charo y Pepe, de la Parroquia de San Miguel Arcángel de Armilla; a María José y Gustavo, de la Parroquia de la Visitación de Churriana de la Vega; a Pepi y Jesús, de la Parroquia de lnmaculada Niña de Granada; y a Merche y Carlos, que nos acogían en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, también de Granada capital, que esta tarde han dado su testimonio en la mesa redonda de testimonios. Decía Pablo VI que “el hombre contemporáneo escucha con más agrado a los testigos que a los maestros”, y es verdad. No sólo a través de sus palabras, sino de su presencia y de la vida que han compartido esta tarde, nos sentíamos interpelados en la relación con nuestras parroquias y nuestros entornos inmediatos.

Quizá el título pudiera confundir un poco y pensar que cuando hablábamos de familias misioneras, nos estábamos refiriendo a familias que habían tomado la decisión de irse a misiones. Pero nos han hecho ver que desde nuestra realidad de familia, de familias cristianas, tenemos que dar fe de quien es el centro de nuestras familias: Cristo. Familias, que más que hablar de ellas, sólo pueden hablar de lo que Cristo hace en ellas y a través de ellas. Él nos hace testigos suyos y es lo que esta tarde han compartido con nosotros.

Después de presentarse y compartir con los asistentes de dónde venían y algunos datos personales que nos han ayudado a acoger lo que más adelante han ido compartiendo con los asistentes, yendo también al aspecto personal y han compartido lo que supone en sus vidas vivir con la presencia de Dios en sus familias, su encuentro Él como matrimonio, pero también como familia. Ya refiriéndose a la vida de la parroquia, en qué campos trabajan, cómo hace para que la vida de la parroquia no termine en las paredes de la iglesia, la vida dentro de la parroquia como familia de familias y la proximidad a la diócesis, como una familia más grande. De manera más concreta y personal cómo viven en sus familia la dimensión de ser una iglesia doméstica y que se siente impulsados a compartir esta presencia de Dios con los demás (amigos, vecinos, comunidad parroquial…). Para terminar, han compartido lo mucho que como familia han recibido y reciben al estar integrados en una parroquia, lo más repetido ha sido cómo les ha ayudado a crecer en la fe, a crecer como personas, como matrimonio y como familia. A crecer en el amor. La vida de la parroquia es una fuerza para su vida matrimonial. Sentirse útiles en un servicio que al mismo tiempo es gratificante. Es una suerte y una gracia vivir con otras familias, sentirse en familia y una suerte contar con una comunidad parroquial donde crecen nuestros hijos.

Queremos agradecer a estas cuatro familias, que han abierto su vida delante de nosotros. Ha sido un bello momento de encuentro para compartir experiencias, frutos de la vida, que en tantos momentos son comunes, cualquiera hubiera podido estar contándolas; ha sido una bella oportunidad de construir nuevas relaciones y de crecer en las que ya existían.

Un momento particular ha sido también el compartido con Manuel Argüelles, coordinador del Grupo de acogida y acompañamiento de separados y divorciados, que, desde principio de curso, se ha puesto en marcha en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva grupos que ayudan a superar el duelo de una ruptura, se promueve el perdón con signo de paz y reconciliación.

Un agradecimiento especial a la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva y a la comunidad de Padres Agustinos Recoletos, ¡nos hemos sentido en casa!.

Agradecidos a Dios, por este nuevo día juntos y estímulo a seguir trabajando por la familia, no sólo en nuestras parroquias o en nuestros grupos, sino en todos los ambientes: en el trabajo, en la escuela, en el hospital, en la tienda… Queremos ser optimistas, mirar con esperanza el futuro, pero exige por nuestra parte trabajo y dedicación: ¡pues sin familia, no tendremos futuro, sólo nos quedará soledad, tristeza… todo será un puro negocio!

Para nosotros, la familia es mucho más, cómo decía San Juan Pablo II: “Familia, cree en lo que eres; cree en tu vocación a ser”.

Pastoral Familiar de Granada