Fecha de publicación: 1 de abril de 2015

En nada, Señor, reconozco yo los límites de mi amor tan fácilmente como en los límites de mi paciencia. En nada lo reconozco tan cotidianamente. Porque el amor en este mundo donde todos somos limitados exige como forma más cotidiana la forma de la paciencia. Es una obra de misericordia llevar con paciencia las flaquezas, las debilidades de nuestros hermanos, y las propias, Señor, que a veces son más difíciles de llevar todavía.

No hay paz sin paciencia. Enséñanos esa virtud. Danos la conciencia de que sólo ejercitándola podremos realmente construir unas familias en paz, una sociedad en paz, un mundo en paz.

Padrenuestro
Que estás en el Cielo
Santificado sea tu Nombre
Venga a nosotros tu Reina
Hágase tu Voluntad
En la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal.
Amén.

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

1 de abril de 2015
Plaza de las Pasiegas