Fecha de publicación: 15 de abril de 2019

Con tu entrada en Jerusalén, entraste en el gesto de amor más grande que ha habido en la historia, porque es Dios mismo quien lo hacía, por todos y cada uno de los seres humanos que ocupamos la tierra, que vivimos en ella, en esta tierra llena de heridas.

Tú entraste en tu Pasión y tu muerte, para que nosotros pudiéramos incorporarnos a tu Vida divina, para unirte a nosotros, para hacerte uno de nosotros.

Entraste en Jerusalén y entraste en la Pasión, en los sufrimientos, en las soledades, en las tristezas y en las amarguras de cada uno de nosotros. Y nosotros hoy te acompañamos en un gesto de gratitud. Y, al mismo tiempo, Te pedimos, Señor, que no nos dejes; que queremos, a lo largo de la vida, ser acompañados por Ti, por Tu Amor, por ese Amor que hace razonable y grande la esperanza cristiana; la esperanza de que la vida no acaba en la muerte.

La última palabra sobre nuestras vidas la tiene sólo ese Amor invencible e inmortal que Tú has entregado a cada uno de nosotros; que nos entregas hoy a cada uno de nosotros.

ORACIÓN:
Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.
Amén.

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

14 de abril de 2019
Plaza de las Pasiegas (Granada)