Fecha de publicación: 29 de marzo de 2015

La vida humana es misteriosa. Somos un misterio para nosotros mismos. Decir eso es decir al mismo tiempo que somos paradójicos. Es decir, cuando queremos protegernos y vivir para nosotros mismos y asegurar nuestra vida, es cuando la perdemos; cuando nos damos, cuando nos entregamos, cuando nos gastamos por los demás, es cuando nuestra vida se hace digna de ser vivida, y la gozamos, y ganamos, y crecemos como personas.

Señor, Tú has eliminado esa paradoja porque para librarnos a nosotros de la cautividad, del enemigo, del demonio y de nuestras pasiones te has querido hacer cautivo; para hacernos a nosotros ricos, Tú has querido hacerte pobre; para hacernos a nosotros partícipes de tu Vida, Tú has querido gustar la muerte.

Señor, en esta noche, te pedimos que aprendamos nosotros algo de esa paradoja, y que si buscamos ser felices, y si buscamos ser dueños de nosotros mismos, poseernos a nosotros mismos, enséñanos Tú a darnos, a darnos por bien de todos, por la vida de todos. Padrenuestro.

Padrenuestro
Que estás en el Cielo
Santificado sea tu Nombre
Venga a nosotros tu Reina
Hágase tu Voluntad
En la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal.
Amén.