Génesis 11, 1-9
Salmo 32

Marcos 8, 34 – 9, 1

Y llamando a la gente y a sus discípulos les dijo: “El que quiera venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles”.

Y añadió: “En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no morirán sin haber visto llegar el reino de Dios en toda su potencia”.