La semana pasada la fundación de la familia salesiana emitía un comunicado en el que agradecía especialmente el esfuerzo de la indelegable tarea de todos los educadores sociales que siguen asistiendo a sus lugares de trabajo para apoyar a todas las personas a las que atienden.

En el Zaidín las educadoras sociales siguen acudiendo a las Mercedes Berdonés, un piso para jóvenes ex tutelados que debe su nombre a la primera cooperadora salesiana granadina, enfermera de profesión, dedicada a la atención a los más desfavorecidos. En este piso viven actualmente cinco chicos, tres marroquíes, uno de Sierra Leona y otro de Costa de Marfil.

“A pesar de la situación que hay hemos valorado que los chavales necesitan alguien presente en los pisos para hablar con ellos, para darles ánimos. Podemos hacer videollamadas o llamadas telefónicas, pero no es lo mismo que una persona vaya a verlos”, dice la coordinadora del residencial, Inmaculada Castillo, que nos explica que los trabajadores enseguida se han organizado para hacer turnos y que los chavales sigan estando bien acompañados.

Se trata de chicos que han llegado en una patera, debajo de un camión o de un modo similar y que, siendo menores de edad, quedan bajo la tutela de la Junta de Andalucía hasta cumplir la mayoría de edad. Una vez alcanzada, los chicos tienen la opción de acogerse al recurso que le brindan fundaciones como esta para poder evitar quedarse en la calle.

PROACTIVIDAD EN TAREAS Y TALLERES
A diferencia de otro de los pisos de la fundación, el Don Calosso, en este los chicos no tienen tanto problema con el idioma después de un tiempo de vida en España, ni son extraños a la forma de vida aquí. Aun así, la cuarentena les ha puesto en una situación de aislamiento en el que se ha hecho más importante si cabe la labor de los trabajadores sociales.

Ante el nerviosismo inicial de hace unas semanas, las educadoras pudieron dar las pertinentes explicaciones a los chicos para que no se precipitasen a salir y siguiesen adelante con su plan de vida en el piso, tratando de que aprovechen el tiempo.

Se suele tratar de chicos muy trabajadores y proactivos, con muy buena actitud y disposición a la formación que normalmente se les ofrece. “Les hemos dado de alta en páginas web para que tengan contacto con test de autoescuela, para que también hagan cosas diferentes, y les mandamos muchos otros recursos a través de internet. Tenemos un grupo de WhatsApp en el que también hacemos pequeños retos. Así les intentamos motivar y que estén entretenidos”, nos explica la coordinadora.

COHESIÓN Y SOLIDARIDAD EN MITAD DE LA CRISIS
Lo sorprendente para estos educadores sociales es comprobar que el nivel de cohesión y de familiaridad ha podido crecer entre ellos en estas circunstancias. “Lo que estoy viendo cuando voy es que son una familia, se preocupan los unos por los otros. Antes eran como almas independientes, entrando y saliendo en horarios diferentes, y ahora al pasar tantas horas juntos están teniendo un vínculo real de familia” asegura Lucía Corral, que es una de las educadoras del Berdonés.

Lo cierto es que la visita de educadores como Lucía les ayuda también en este compartir momentos y confraternizar, animándoles a comentar qué tal se encuentran, cómo se sienten o qué cosas positivas han vivido durante la semana.

“El nivel de cohesión de ahora entre los chavales nunca lo habíamos visto antes. Están más unidos que nunca”, reconoce el director territorial de la Fundación Don Bosco. “Están aprendiendo y haciendo talleres con una actitud que en otros momentos no hemos encontrado. Los chavales incluso se comunican con nosotros dándonos ánimos, hacen videos diciendo que vamos a salir de esto”, concluye.

Así van creciendo los chicos del Berdonés, viviendo acompañados el día a día y aceptando la situación, sin dejar por ello de tener la esperanza de poder volver a tener la posibilidad de encontrar un trabajo y salir adelante.

Ignacio Álvarez

Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada