Fecha de publicación: 13 de octubre de 2016

El Arzobispo habló a los niños de catequesis, en primer lugar, y cantó con ellos de manera cariñosa y cercana. Después, los niños se fueron a sus respectivas catequesis.

El Arzobispo canta con los niños

D. Javier explicó a los pequeños que “Jesús nos quiere a todos por igual”, y preguntó uno por uno los nombres de todos los niños para hacerles ver que Jesucristo nos quiere a todos de la misma manera y con el mismo amor.

Para terminar, cantó con ellos la canción “Yo tengo un amigo que me ama”

Charla a los adultos

Al terminar la charla con los niños, mientras éstos recibían la catequesis, Mons. Martínez charló con los adultos y padres de la parroquia.

D. Javier animó a los adultos, y especialmente a los padres y matrimonios, a cuidar el cariño en las familias: “Los seres humanos, por muy unidos que estén, siempre hay que salir de uno para llegar al otro, y eso es precioso, en el amor esponsal”.

Asimismo, Mons. Martínez habló a todos de ayudarnos unos a otros: “La ayuda más grande que nos podemos prestar unos a otros en este mundo, en el que estamos todos tan aislados, unos de otros, es justamente ayudarnos en el camino de la vida a aprender a querernos mejor todos, y ayudar a las familias, para que pueda haber más amor en cada familia, a vencer las dificultades, a rezar juntos cuando vienen…”.

El Arzobispo concluyó el rato de charla con los padres y adultos de la parroquia de esta manera: “Os puedo decir que os quiero mucho, quiero mucho al pueblo que Dios me ha confiado, sé que es una Diócesis con 700 y pico mil habitantes, y no todos son cristianos, pero no hay nada que quiera tanto como el pueblo que el Señor me ha confiado, estamos unidos en ese camino, y mi deseo es que cada parroquia pudiera ser un lugar, eso lo dijo Juan Pablo II en el año 85, estaba yo empezando a ser obispo entonces y que cada comunidad cristiana, que cada parroquia, que cada grupo humano sea un lugar, sea como la casa y la escuela de la comunión”.

Merienda con las catequistas

El Arzobispo se reunió con el grupo de catequistas de Inmaculada Niña, formado por religiosas y mujeres laicas, para charlar con ellas sobre su tarea y compartir con ellas vivencias y experiencias sobre la catequesis.

Mientras tomaban un café y merendaban bizcocho y galletas que las propias catequistas prepararon, D. Javier comentaba con ellas la tarea de evangelizar con niños y se interesaba por las preocupaciones y testimonios de las catequistas.

Mons. Martínez les animó a continuar en su misión y les recordó que “Jesús está en nosotros”, y que somos nosotros los que damos testimonio y experiencia viva de Dios a los niños.
A continuación, Mons. Javier Martínez celebró la Santa Misa en la parroquia, con la participación de los fieles y familias del barrio. El Arzobispo anunció que estará estos días por el barrio y por la parroquia, para conocer personalmente y acercarse a todas las realidades parroquiales.

Al terminar la Eucaristía, D. Javier Martínez salió a la puerta de la parroquia al terminar la Misa para saludar a todos los fieles personalmente y darles la paz a cada uno de ellos.

Soledad Torres Acosta

Al final de la Eucaristía, Mons. Martínez habló a los fieles allí presentes de la santa madrileña Soledad Torres Acosta, nombrada varias veces durante la celebración de la Misa, con motivo de su fallecimiento, que fue el 11 de octubre de 1887.

Soledad Torres Acosta dirigió la Congregación de Siervas de María desde 1856 hasta 1887, fecha de su muerte. Esta congregación surgió con la misión de acompañar a los enfermos por las noches.

En nuestra Archidiócesis hay una comunidad de Siervas de María, Ministras de los Enfermos. La casa de estas religiosas se encuentra en la calle Niños Luchando, número 8, muy cerca de la Iglesia Santos Justo y Pastor.

Rosa Die Alcolea

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