Fecha de publicación: 8 de febrero de 2015

Los jardines del Triunfo se engalanan de flores, rosarios y estampitas de Fray Leopoldo de Alpandeire desde primerísima hora de la mañana, y la parroquia de la Inmaculada abre sus puertas a los miles de peregrinos que llegan hoy a visitar al beato.

Uno de los guardias de seguridad de la cripta apunta que hoy pasarán por la iglesia miles de personas, aunque se espera menos afluencia de peregrinos que el año pasado, que se calcularon unos 15.000 fieles, debido a que el día 9 de febrero fue domingo, facilitando así el viaje a los peregrinos de fuera de Granada.

El 12 de septiembre de 2010 se celebró en nuestra Diócesis la solemne beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire, que presidió Mons. Angelo Amato, prefecto de la congregación de las causas de los santos y delegado pontificio para la celebración.

Eucaristía

Hoy se ha celebrado la Eucaristía a las 8, a las 9 y a las 10 horas en la parroquia de la Inmaculada, donde se encuentra la Cripta de Fray Leopoldo y a las 12 horas en la capilla de la cripta de Fray Leopoldo, con una participación más alta de fieles.

Por la tarde, se celebrará la Santa Misa a las 19 horas y la Cripta permanecerá abierta hasta las 21 horas para que puedan entrar los fieles y peregrinos a rezar y visitar la cripta del beato.

Biografía

Se sintió llamado a dedicarse a la vida religiosa después de haber oído predicar a dos capuchinos en la ciudad de Ronda, con motivo de la beatificación de Diego José de Cádiz en 1894. Ingresó en 1899 como postulante en el convento de la orden capuchina en Sevilla. En 1900 realizó sus votos y recibió como nombre religioso el de fray Leopoldo de Alpandeire. Tras destinos sucesivos en Antequera, Granada y de nuevo Sevilla, el 21 de febrero de 1914 fue trasladado definitivamente al convento de Granada, donde residió durante 42 años.

Permaneció en Granada entre 1914 y 1956. La mayor parte del tiempo desempeñó fue fraile limosnero, lo cual le obligaba a recorrer la ciudad a pie y entrar en numerosas viviendas solicitando donativos.

Poco a poco su figura fue haciéndose popular, de modo que numerosas personas solicitaban su consejo o intermediación, empezándose a conocerlo como “el humilde limosnero de las tres Ave Marías”, porque así eran las oraciones que dedicaba a quienes le pedían su bendición. Murió el 9 de febrero de 1956. Sus restos mortales descansan en la cripta de la iglesia de los Padres Capuchinos de Granada.