Fecha de publicación: 26 de mayo de 2020

Unidos en la oración para invocar la intervención de la Virgen para el fin de la pandemia y para confiar toda la humanidad al Señor. El 30 de mayo de 2020, a las 17:30, el Papa Francisco presidirá el rezo del Santo Rosario desde la Gruta de Lourdes en los Jardines del Vaticano. La celebración mariana, retransmitida en directo en mundovisión, está organizada por el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización, sobre el tema: “Perseverantes y concordes en la oración, junto con María (Hechos 1,14)”. Se unirán a la oración los santuarios de todo el mundo con una participación especial de las familias.

Rezarán las decenas algunas mujeres y hombres que representan diversas categorías de personas particularmente afectadas por el virus. Habrá un médico y una enfermera, como testigos del personal médico que trabaja en primera línea en los hospitales; una persona curady otra que ha perdido a un familiar, en nombre de todos aquellos que han sido tocados personalmente por el coronavirus; un sacerdote, un capellán de hospital y una monja enfermera, por todos los sacerdotes y religiosos cercanos a los afectados por la enfermedad; una farmacéutico y una periodista, que representan a todas las personas que, incluso durante el período de la pandemia, han seguido prestando su servicio en favor de los demás; un voluntario de Protección Civil con su familia, en nombre de todos los que trabajan para hacer frente a esta emergencia y del vasto mundo del voluntariado; y una familia joven, a la que nació una niña precisamente en este período, como signo de esperanza y de la victoria de la vida sobre la muerte.

A los pies de María, “mujer de escucha, de decisión, de acción” (Cf. Meditación para la conclusión del mes mariano, 31 de mayo de 2013), el Santo Padre depositará los tantos afanes y penas de la humanidad, agravados aún más por la difusión del Covid-19, e invitará a todos a no perder la esperanza, porque María resplandece “siempre en nuestro camino como signo de salvación” (Cf. Oración a la Virgen del Divino Amor para la Jornada de oración y ayuno, 11 de marzo de 2020).

La cita para el final del mes mariano es un signo más de cercanía y consuelo para aquellos que, de diversas maneras, han sido afectados por el coronavirus, en la certeza de que la Madre Celestial no desatiende las peticiones de protección. El 31 de mayo de 2014, al final de la procesión con el rezo del Santo Rosario en los Jardines del Vaticano, el Papa Francisco recordó que María es “Nuestras Señora de la prontitud”. “En los muchos momentos de la vida en los que necesitamos su ayuda,” dijo, “recordemos que Ella no se hace esperar”.