Las Instituciones y centros católicos de la Diócesis celebraron el inicio de curso con una Eucaristía en la Santa Iglesia Catedral, presidida por Mons. Javier Martínez.
En su homilía, nuestro Arzobispo habló de qué es la educación y qué significa ser educador a la luz de la fe, en nuestras relaciones diarias con alumnos y con cualquier persona con la que a lo largo del día nos encontramos.
Así, Mons. Martínez afirmó que “si la educación es que la persona crezca, toda relación humana es educativa, también la de marido y mujer, también la de compañeros de trabajo”. En este sentido, nuestro Arzobispo destacó que “todos nuestros contactos, son, podrían ser –tenemos que pedirle al Señor que sean-, un instrumento del que podamos crecer como personas, de que podamos crecer en el uso de nuestra razón, en el uso recto de nuestra razón e inteligencia. Que seamos cada vez más nosotros”.
Asimismo, recordó las dificultades por las que atraviesa la educación católica en estos momentos, que “vive en tensión, está desafiada, está retada”.
“La tarea de educar es siempre la tarea más importante de una sociedad. Pero una sociedad tan perdida, tan confusa y desorientada, como es la nuestra, necesita educadores”, insistió.
“Sería muy importante recuperar esa conciencia”, porque la pedagogía moderna puede hacer cosas más o menos atractivas, pero la pedagogía que hoy se utiliza “está completamente ciega con respecto a para qué es la vida humana” y “qué es lo que permite a un niño crecer en tanto hombre y persona humana”.