Fecha de publicación: 18 de junio de 2017

En la adoración al Niño Jesús en Belén o en la muerte de Cristo a los pies de la cruz sólo había un reducido número de personas. Sin embargo, en aquellos momentos estaba sucediendo lo más importante para la vida de cada persona, para la historia de la Salvación, para el mundo entero. Así explicaba nuestro arzobispo lo que estaba sucediendo en la mañana del sábado día 17, en el convento de los Padres Agustinos Recoletos del Barrio de Monachil, donde un reducido número de mujeres se congregaban en torno al altar para participar en la “Donación total” de uno de sus miembros en el Instituto Secular Caritas Christi. “Aunque seamos una pequeña familia, un pequeño rebaño, aquí, sin embargo, está sucediendo lo más grande. Porque si el Hijo de Dios se ha hecho hombre; si el Hijo de Dios ha querido sufrir todo lo que sufrió en la Pasión y ha querido vivir una muerte humana, ha sido para darse por entero a nosotros. Pero ese don, que culmina en Pentecostés, en el don del Espíritu Santo, es para que nosotros podamos darnos a Él. Y eso es lo que Ana hace esta mañana: donarse al Señor, para siempre”, señaló Mons. Javier Martínez.

Se trata de un paso en la vida definitivo de consagración total al Señor, vivida desde la espiritualidad en esta forma de vida consagrada que es Caritas Christi, carisma nacido en el seno de la Iglesia hace 80 años en Francia de la mano de Juliette Mollán, mujer laica, y el religioso dominico pare Josep Marie Perrin.

En nuestra Diócesis de Granada, este Instituto Secular está presente desde hace 43 años, y desde su origen en Francia hace 80 años se ha expandido por los cinco continentes, en 36 países.

Y en comunión, con esta pequeña comunidad de Caritas Christi en Granada, se unían las mujeres consagradas de este Instituto Secular en todo el mundo con lo que estaba sucediendo en la mañana del sábado en el convento de los Padres Agustinos Recoletos en el Barrio de Monachil. Allí, en una ceremonia sencilla y llena de conciencia por lo que estaba sucediendo, A. C. afirmaba su donación total a Dios, viviendo la comunión y el amor de Dios en medio del mundo, allí donde el Señor las pone, en sus ambientes de trabajo y de vida cotidiana. De esta forma, las mujeres consagradas a Dios desde Caritas Christi viven el amor de Dios en la cotidianidad de la vida, y llevando así el mensaje del amor y misericordia de Dios y de salvación para todo el mundo.

La sencilla ceremonia estuvo presidida por el Arzobispo, Mons. Javier Martínez, concelebrada por el Delegado episcopal de Granada para la vida consagrada, D. Julio Pérez Nieto, junto a los padres agustinos recoletos, en la que participó la comunidad de Caritas Christi.

Posteriormente, todos ellos compartieron un almuerzo fraterno, de familiaridad y amistad, vivida con la conciencia de una boda –la de cada uno de nosotros con Cristo- que es siempre la Eucaristía, y especialmente en este día con la “novia” que se ha consagrado por entero a Dios en esta celebración.

Asimismo, los miembros de Caritas Christi vivieron este acontecimiento como un don para toda la comunidad y para la Iglesia, y también como una ocasión para renovar cada uno de ellos personalmente aquella donación total que hicieron en su momento y que es siempre actual, cada día, en su relación personal con Cristo y testimoniando, en medio del mundo, la fe y el amor de Dios por todos. Y es que Caritas Christi vive la fe y el amor de Dios desde la sencillez y la discreción allí donde el Señor las pone, entre compañeros de trabajo, de familiares, de amigos, de conocidos… Es una vocación que responde así al Amor de Dios, para darse totalmente a Él, con el deseo de amar y hacer amar en Quien todo consiste, el mundo y la vida de toda persona humana.

A. C recibió la felicitación de otros miembros de Caritas Christi en todo el mundo, que se unieron en comunión orando por ella en este importante día y con el que la Iglesia universal, y especialmente la Iglesia diocesana de Granada, se enriquece por su donación y testimonio del amor de Dios.

Paqui Pallarés

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