Fecha de publicación: 29 de marzo de 2021

Con la bendición de las palmas y ramos de olivo, celebrada el domingo 27 de marzo, hemos comenzado a prepararnos para el Triduo que celebramos esta Semana Santa.

En el contexto de pandemia, que por segundo año consecutivo ha cambiado nuestra forma de vivir la Semana Santa, donde ya no hay procesiones, nuestro arzobispo D. Javier Martínez invitaba en la Eucaristía del Domingo de ramos en la Catedral a “vivir con intensidad esta Semana Santa y experimentemos el amor de Dios, que es nuestra esperanza y nuestra verdadera humanidad”. La ausencia este año de procesiones “no impedirá vivir profundamente el Misterio de Cristo en la cruz y en su Resurrección”.

La liturgia comenzaba al final del templo, frente al altar, con la lectura del Evangelio de bendición de ramos y una oración. Los fieles recibieron la bendición de sus ramos desde sus propios lugares en los bancos, en cumplimiento así con las medidas de seguridad establecidas de prevención del covid-19.

“EN SEMANA SANTA, LA IGLESIA ADORA Y REZA”
En sus palabras durante la homilía, nuestro arzobispo recordaba la conmoción que vivimos esta Semana Santa, no porque Dios no esté con nosotros –que lo está-, sino porque tomamos conciencia de “nuestra pobreza” y del amor de Dios por nosotros”. “En Semana Santa, la Iglesia no tiene pena. Adora y reza. Lloramos, pero conmovidos, porque nuestra pobreza no nos parece capaz de recibir un amor tan grande”.

De la Encarnación del Hijo de Dios y de la Natividad del Señor habló D. Javier. Y es que la Semana Santa “no es la otra cara de la Navidad”, sino que es “la consecuencia y consumación” de la Natividad.

En sus palabras para ayudar a los fieles a vivir con profundidad una Semana Santa sin las tradicionales procesiones, D. Javier subrayaba el amor de Dios por su criatura, recordando que la muerte de Jesús en la cruz no es una muerte más: “Si la muerte de Jesús fuese como una muerte más, sería una fe sentimental”.

“Resplandece en la cruz su compasión por nosotros. Por eso los cristianos hablamos de cruz gloriosa”. “Jesús abraza en el momento de su muerte la historia entera y mi historia entera, y lo hace con un amor más grande que el pecado y la muerte”, señaló. Por eso –continuaba D. Javier-, la Iglesia vive estos días “sobrecogida y canta el triunfo del amor de Dios sobre todo el mal del mundo”, incluido el de uno mismo.

Por otra parte, como cada domingo, la colecta en la Eucaristía está destinada a los campos cristianos de refugiados de Jordania, Siria e Irak.

Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación
Arzobispado de Granada

Escuchar la homilía de D. Javier Martínez, en el Domingo de ramos de la Semana Santa 2021