Fecha de publicación: 26 de noviembre de 2020

En un día marcado por la lluvia y las restricciones sanitarias, Capilla Real albergó la celebración de este 516 aniversario del fallecimiento de la Reina Isabel de Castilla. Los fieles que acudieron a esta Eucaristía representaron a la Iglesia y a la ciudad de Granada para dar gracias por su vida como cristiana y como gobernante.

El Capellán Mayor de la Capilla Real, D. Manuel Reyes, hizo un repaso de la vida de la reina, elogiándola como una mujer de grandes virtudes e intensa oración. “Esta mujer preparó, durante unos meses de enfermedad dolorosísima, el encuentro con el Señor. Pero también ella iba provista de la lámpara de la fe, alimentada por una vida de piedad que llevó toda su existencia”, dijo, aludiendo a la parábola de los talentos.

Haciendo memoria agradecida de la Reina Isabel, el Capellán Mayor quiso ponerla como un modelo del fructificar del amor de Dios en su vida concreta. “En un amor filial, cuidando de su madre enferma largos años. En un amor conyugal, de fidelidad y perdón, verdaderamente admirable en una mujer cristianísima. En un amor por los hijos, incluso con aquella que tanto le hizo sufrir. Un amor hecho y amasado de sufrimientos, con la pérdida de sus hijos y de sus herederos”, resumió.

La enumeración de todas esa virtudes y vida de fe de la Reina, importantes para la historia de la Iglesia y para la historia de España, son las que ahora pondera su proceso de beatificación, en marcha desde hace años y que muchos aguardan con inquietud.

Tras la celebración eucarística y de manera excepcional, el Capellán invitó a los fieles presentes a bajar a la cripta de los reyes guardando las distancias de seguridad. Allí se rezó un cariñoso responso por ella, pidiendo de nuevo aliento para ese camino hacia la beatificación.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada