En un ambiente familiar y festivo, estos jóvenes procedentes de la Compañía de María, de la propia parroquia del Carmen y del colegio de las Esclavas de la Inmaculada Niña, se reunieron en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen para recibir el Sacramento de la Confirmación.

El arzobispo de Granada, Mons. Javier Martínez, presidió la celebración con la que culminaban varios años de acompañamiento y catequesis en la mayoría de los casos, de este grupo en su mayor parte formado por jóvenes.

DISFRUTAR DE LA ALIANZA DE AMOR

En su predicación, el arzobispo de Granada dejó claro que el Sacramento de la Confirmación hay que recibirlo como algo que se va a disfrutar.

La clave de este sacramento de plenitud del Espíritu Santo, conocido como el sacramento del Segundo Sello, no es tanto el enfatizar un buen propósito, sino la toma de conciencia profunda de la alianza de Jesús con cada uno de ellos. “Si la Confirmación tiene como protagonista vuestra voluntad de ser buenos, vuestra voluntad incluso de seguir a Jesús, ibais a quedar muy frustrados en cuanto llegue la semana de la Feria, o incluso antes, y tengáis que discutir en casa sobre a qué hora hay que volver”, afirmó D. Javier Martínez. ““Nuestros propósitos valen lo que valen. Nuestra libertad es frágil. El amor de Dios, en cambio, es infinito. Dios es fiel, permanece para siempre”

El arzobispo recordó que la El Dios que ha prometido estar con el hombre todos los días hasta el fin del mundo, el que quiere a cada criatura con un amor infinito. “Ahora que nosotros somos conscientes de lo que significa recibir un amor infinito, nos vuelve a decir como el día primero de la Creación, como la mañana primera de Pascua, como el día de nuestro Bautismo: ‘yo te quiero y quiero estar contigo para siempre y quiero acompañarte en el camino de la vida para siempre’”.

LA MISERICORDIA ES LA QUE CAMBIA AL HOMBRE

Por el Sacramento de la Confirmación, uno de los tres sacramentos de iniciación a la vida cristiana junto al Bautismo y la Eucaristía, los fieles quedan integrados de forma plena y consciente como conciudadanos de los santos, en el Pueblo de Dios.

Así lo señaló Mons. Martínez, recordando que “la Iglesia no es un grupo de personas que se juntan”, sino un pueblo. Los confirmandos pasan a formar parte de este Pueblo Santo cuyo único objetivo es amarse en la medida en que es amado por Dios. El sentido de la vida toma consciencia en este punto puesto que “vivir la vida humana es aprender a quererse”, dijo, y la comunidad cristiana el lugar en el que uno aprender a querer de verdad. “No solo aprendemos a querernos como una cosa importante en la vida, sino que es que vivir es eso, vivir es aprender a quererse”, señaló.

Acabó D. Javier Martínez recordando la importancia de la Misericordia de Dios en este camino de aprendizaje en el amor a lo largo de la vida. La Confirmación de la Alianza de amor de Dios con el hombre, que este grupo de confirmandos recibió el sábado, no es un sacramento mágico “que nos convierte en seres maravillosos”, dijo el arzobispo a los jóvenes; “seguimos siendo frágiles, seguimos siendo pobres, seguimos siendo pobres seres humanos que caminan por la vida pero están acompañados de ese amor que nos permite siempre comenzar”, añadió.

Después de la imposición de manos y la administración del Sagrado Crisma que confiere el don del Espíritu Santo, se procedió a la celebración de la Eucaristía. Este grupo de nuevos confirmandos pudo concluir la celebración con un ágape al que pudieron asistir junto a sus padrinos y familiares.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada