– Ofrenda floral, mes de septiembre atípico, en el que, sin embargo, no dejamos de estar cerca de nuestra Madre. Como podemos vivir este mes atípico en las circunstancias actuales a causa de la pandemia.
Es un tiempo de inicio de un curso donde todas las actividades se retoman y es una oportunidad de darle un alma a este inicio de trabajo, de colegio, de retorno a esa normalidad que queremos tener, pero es una normalidad condicionada por la pandemia. Entonces, la forma de expresar nuestra fe será una forma intensa y rica, y adaptada a lo que sanitariamente podemos hacer para colaborar con toda la sociedad a la hora de mantener la salud de cada uno de los fieles y del pueblo de Dios y del pueblo de Granada.

La primera realidad es caer en la cuenta que podemos vivir este día, sabiendo que es la fiesta litúrgica de la Virgen de las Angustias el día 15, participando en la Eucaristía allí donde nos encontramos. En la Basílica tenemos dos celebraciones para dejar que el peso mayor de la jornada pueda darse con esa Ofrenda solidaria, que desde la Hermandad y desde la parroquia se anima a realizar. Tenemos misa a las 8 horas y luego misa a las 12:30 horas presidida por el Sr. Arzobispo.

Como espíritu de fondo es sentir que la Virgen nos ayuda con Su Presencia a saber afrontar desde un punto de vista de la fe cristiana, sabiendo que lo que pesa en nosotros es la vivencia de la fe. La pandemia es las circunstancias históricas en las que podemos vivir. Pero nosotros queremos hacerlo desde la alegría que nos da el experimentar su cercanía también en estos momentos de debilidad.

– Iniciamos el curso con la Virgen, pero después queda mucho curso, porque las circunstancias actuales de pandemia no es sólo para septiembre. Como ven desde la Basílica el acometer esta situación.
Se lo comentaba en alguna reunión formativa que con los distintos Cuerpos de la Hermandad hemos tenido en estas dos semanas. El Congreso de laicos que se celebró en febrero nos da un marco en el cual cada miembro de la Hermandad y cada miembro de la parroquia se siente un evangelizador y un misionero desde su bautismo.

Lo importante es caer en la cuenta de que podemos hacer presente al Señor en esa clave de “donde dos o más están reunidos en mi nombre”. Y por tanto, no sólo se circunscribe la vinculación al Señor cuando venimos al templo o cuando hacemos un acto llamado religioso de oración o de culto. Religioso es cada momento por el amor aprendemos a crear un espacio donde el Señor se hace presente gracias a esa promesa que el domingo pasado en la liturgia celebrábamos.

Pienso que hay un nivel de novedad en todo lo que hemos vivido en la pandemia y es que la sacralidad nueva que el cristianismo nos ofrece es aprender a vivir, en las relaciones del amor recíproco, sea distintivo nuestro, una presencia real del Señor, de Cristo. Por tanto, la experiencia religiosa acontece allí… donde puede ser una escuela, puede ser una familia, puede ser en la calle, una empresa, donde dos o más cristianos se ponen de acuerdo para vivir, el Señor se hace presente, y eso es lo que hace religiosa la vida.

Y esa clave queremos transmitirla también ahora que iniciaremos las catequesis. Queremos proponerlo sea para pequeños o para adultos, sabiendo que hemos de adaptar también nuestro modo de estar en salones parroquiales o en templos a la hora de promocionar actividades. Pero queremos saber que el Señor está presente haciéndose uno con nosotros allí donde tratamos de amar. Y desde esa clave todo es nuestro, es decir, que tenemos todas las posibilidades del mundo, y con imaginación trataremos de buscar modos de traducirlo.

Paqui Pallarés
Delegada de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada

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