Fecha de publicación: 27 de octubre de 2020

En un día marcado por el cierre perimetral de Granada, el nuevo presbítero de la diócesis de Granada, D. Klemens Proszowski, celebró su primera Eucaristía en la iglesia mayor de Colomera. No faltaron a ella los fieles que le han conocido a lo largo de este último año de diaconado, tanto en Colomera como en Benalúa. Junto a él, un grupo de sacerdotes concelebrantes, casi todos hermanos sacerdotes del Camino Neocatecumenal de Granada.

Visiblemente emocionado, el nuevo sacerdote dijo querer celebrar su primera Misa como una gran acción de gracias al Señor, después de todos estos años de camino de consagración. En alusión al Evangelio del día, que trataba sobre la curación de Jesús de una niña enferma por un mal espíritu en sábado, Proszowski confesó sentirse un “milagro vivo”, obra del Señor. “AI escuchar este Evangelio mi corazón se llenaba de alegría al ver que esta palabra se ha cumplido en mi vida y en tantos milagros, tantas curaciones, del alma pero también del cuerpo, que Dios ha hecho en medio de nosotros”, dijo.

Acto seguido, se refirió a cómo el reciente acto de imposición de manos por parte del Arzobispo, que confiere la gracia del orden sacerdotal, no es más que la forma por la que Dios puede seguir llevando a cabo su obra salvadora. “Nosotros estamos enfermos por nuestro egoísmo, cegados por nuestra propia imagen, por nuestra comodidad, el afán de dinero, siempre mirándonos constantemente”, añadió. “Pero el Señor, como en este Evangelio, te dice ‘no, basta, ni un minuto más’. Estoy aquí pará imponerte la dignidad de Hijo de Dios”.

CASULLA DE DESPEDIDA

La Misa concluyó con las palabras del párroco de Colomera, D. Tomasso Bernetti, quien le agradeció su compañía en todo este tiempo, incluidos los meses de confinamiento desde el mes de marzo, en los que han vivido muchas cosas juntos.

Para Bernetti el envío estipulado en las misiones del Camino Neocatecumenal, que mandan a los sacerdotes de dos en dos, es algo muy de agradecer durante el ministerio sacerdotal actual. “Con Clemens ha sido un periodo muy bueno. Para mi es vital el poder compartirlo todo y con el confinamiento, más. También a la hora de poder vivir la comunión, decir lo que piensas y ver el punto de vista de otro, y eso es una ayuda enorme a la hora de poder comprender a la gente”, explica.

Los fieles de Colomera y Benalúa quisieron despedir a Klemens con el regalo de una casulla roja, en honor a los sus dos patronos, el Cristo de la Vera Cruz y San Sebastián.

Ignacio Álvarez
Secretariado de Medios de Comunicación Social
Arzobispado de Granada