Padecer es constitutivo de la condición humana, de nuestra existencia. Padecemos a lo largo de nuestra vida muchas cosas: condicionamientos, circunstancias, heridas de nuestras familias, incluso antes de que nosotros llegáramos al mundo, los límites de nuestro propio temperamento, los límites de los temperamentos de las personas que tenemos cerca (en la familia o en el trabajo), padecemos enfermedades, y padecemos, sobre todo, nuestra condición mortal, que ponen dramatismo en cada momento de nuestra vida.

Señor, el afrontar la pasión, las pasiones, lo que sufrimos en la vida exige una sabiduría especial que sólo Tú puedes dar, porque no se trata de resignarse: se trata de que el amor venza, se trata de que el amor pueda sobreponerse a nuestros límites o a los límites de los demás, se trata de que no estemos marcados por esos límites o por esas torpezas, sino por el amor más grande que lo transforma y lo transfigura todo.

Señor, danos esa sabiduría y aprender a padecer de forma que las dificultades de la vida nos sirvan para crecer como personas.

Padrenuestro
Que estás en el Cielo
Santificado sea tu Nombre
Venga a nosotros tu Reina
Hágase tu Voluntad
En la tierra como en el Cielo
Danos hoy nuestro pan de cada día
Perdona nuestras ofensas
Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden
No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal.
Amén.

+ Javier Martínez
Arzobispo de Granada

2 de abril de 2015
Plaza de las Pasiegas