Fecha de publicación: 11 de noviembre de 2019

Queridos amigos:

Muy agradecida a su Eminencia el Cardenal Angelo Becciu, al Cardenal Carlos Amigo, a todos los Obispos que nos acompañan, a todos y cada uno de los presentes.

Presto mi voz y mi persona para expresar lo que sentimos, la Congregación, cada hermana y hermano de esta Familia Missami, y cada uno de nosotros, que somos la Iglesia de Dios.

La gracia de Dios se ha derramado en nosotros a través de la vida de una mujer, la Beata María Emilia que hoy volvería a decir como dijera en las Bodas de plata de la Congregación. ”Aquí están tus misioneras, este montoncito de nadas anonadadas de tanta bondad y misericordia como con nosotras tenéis, tuya es la gloria Señor. Una vez más nos entregamos a Ti, guíanos como dulcísimo Piloto, bendice a cada uno, a España, al mundo entero…caminamos en paz”.

Rebosamos agradecimiento, decimos Amén, Aleluya porque esto es agradecer.

Gracias a L Iglesia que es Madre, a su Santidad el Papa Francisco, al Cardenal Becciu que nos ha presidido, a todos los pastores de la Iglesia. Gracias a todos los que llevaron adelante este proceso en esta Iglesia de Granada, recordar a Don José Méndez de forma agradecida, a los postuladores y especialmente a la Dra. Silvia Mónica Correale, que con amor y profesionalidad ha trabajado para llegar a este momento.

Gracias muy especiales a nuestro querido Arzobispo Don Javier, a todos los sacerdotes y a toda la Iglesia de Granada. A todos los que han aportado tanto hasta llegar aquí, la Comisión, al Sr. Comisario de la Beatificación, al P. José Antonio Villena, bienhechores, cofrades, voluntarios, peregrinos y colaboradores. Gracias, Dios sabrá recompensar como sabe hacerlo.

Hemos vivido una explosión de COMUNIÓN, porque la Iglesia es COMUNIÓN, cercanía, experiencia de fraternidad. Gracias muy especialmente a toda la vida Consagrada que nos ha asistido con su oración, cercanía, caridad y ayuda.

Gracias porque desde siempre hemos sentido la llamada a la santidad, y hemos escuchado a la Beata decirnos: “No quiero ser santa sola”. Que todos nos sintamos invitados a trabajar y a ser testigos del Amor de Dios que quita el miedo.

Gracias Señor porque hoy, sigues enviándonos a la misión y con el impulso de esta Beatificación nos sigues enviando a Filipinas para construir el HOGAR “María Inmaculada” donde podremos levantar, cuidar, y formar a tus hijas pequeñas más necesitadas.

Gracias a cada uno de vosotros por haber compartido esta acción de gracias. Todo ha sido para gloria de Dios y por manos de María.

Marian Macías Rodríguez
Superiora General de la Congregación de las Misioneras del Santísimo Sacramento y María Inmaculada
S.I Catedral de Granada, 9 de noviembre de 2019