Fecha de publicación: 16 de octubre de 2012

El pasado jueves, el Arzobispo de Granada presidió la Eucaristía que abrió el Año de la Fe en la Diócesis, en comunión con la celebración que presidió el Santo Padre en el Vaticano para comenzar en todo el mundo este tiempo de gracia.

En la Eucaristía, celebrada en la S.I. Catedral, se reunieron sacerdotes y fieles de toda la Diócesis, de distintas parroquias, órdenes, movimientos, cofradías, grupos y comunidades de Granada. Con esta celebración comenzaba en la Diócesis el Año de la fe y estuvo muy presente la declaración de San Juan de Ávila como Doctor de la Iglesia Universal. Así, en la homilía, Mons. Javier Martínez se refería al Maestro Ávila diciendo que “consagró su vida a la nueva evangelización, que también era necesaria en su momento”, por la situación concreta en Granada en el tiempo en el que San Juan de Ávila vivió en ella. El Arzobispo repasó la vida del santo, marcando la importancia en la renovación que supuso su hacer en la enseñanza a otros santos del momento, en la educación, la caridad o en su vida como sacerdote. También, tuvo unas palabras para Santa Ildegarda de Bingen, declarada, junto a San Juan de Ávila, Doctora de la Iglesia.

El Arzobispo de Granada, centrado en el Año de la fe, explicó la importancia que tuvo el Concilio Vaticano II, del que ahora se conmemora su 50 aniversario:  “Supuso una renovación de la Iglesia que nos cuesta todavía trabajo comprender en su profundidad verdadera”, y añadió que ayudó a “retomar las raíces de la fe” y a “retornar al centro” de la fe. Mons. Martínez señaló entonces que “toda la Iglesia es misionera; todo cristiano es misionero” porque “nuestras vidas tienen que proclamar que Cristo es lo más querido en nuestro corazón, en nuestra vida”, explicó el Arzobispo. De esta forma, animó a los fieles en este Año de la fe a “redescubrir que nuestra fe es Cristo”.